Los contratos de administración de bienes inmuebles son convenios celebrados por los propietarios de bienes raíces con personas naturales o jurídicas especializadas en la venta o arrendamiento de inmuebles, comúnmente conocidos como inmobiliarias.
Además de contar con un conocimiento experto de las actividades relacionadas con bienes raíces, el funcionamiento de las agencias inmobiliarias exigen el cumplimiento de los requisitos establecidos por la Ley, estando obligados a matricularse a la Alcaldía Municipal del lugar en el que presenten los servicios, quienes serán los encargados de ejercer los actos de control y vigilancia que corresponden. Lo que garantiza la transparencia e idoneidad en los servicios prestados.
En esta tipología de contratos, es frecuente advertir la existencia de diferentes sujetos contractuales entre los que encontramos: por un lado a la persona interesada en vender un inmueble, la persona que tiene una propiedad y desea alquilar esta, la persona que desea adquirir una propiedad y la persona que pretende usar un inmueble por determinado tiempo; del otro lado, encontramos las agencias inmobiliarias, que son los encargados de realizar los trámites que sean necesarios para suplir la necesidad de venta, compra o arriendo.
De manera que contar con los servicios de una inmobiliaria, representa no solo ahorro de tiempo, sino también la protección de sus intereses, como pueden serlo, la preservación del bien dado en arrendamiento, el pago del canon de arrendamiento, el pago de las facturas de servicios públicos o de los costos de administración en los casos de propiedad horizontal, y del IVA en caso de local comercial, lo cual generalmente se garantiza a través de los diferentes contratos que se celebran con las aseguradoras, especialmente a través del seguro de arrendamiento.
El conocimiento con el que cuenta n las agencias inmobiliarias también le permitirá establecer un precio justo en cuanto al canon de arrendamiento o el avalúo del bien, en el caso de los contratos de compraventa; contando además con cartera de clientes, es decir, con una base de datos de posibles interesados en el bien o servicio que se oferta, de manera fácil y rápida.